¿Está tu bebé tardando «más de la cuenta» en gatear?
El gateo es una etapa fundamental en el desarrollo del bebé.
Gatear es muy importante para el desarrollo psicomotor del bebé. Impacta muy positivamente en que, posteriormente, a la hora de andar, el bebé se mueva de la manera más estable y firme, dado que le ayuda a adquirir conciencia corporal y conciencia del mundo (moverse en las tres dimensiones, ver los cambios de altura, nivel y profundidad, etc.).
Cada bebé tiene ritmos distintos de desarrollo y crecimiento y este factor influirá a la hora de gatear. Hay que evitar compararse con otros niños de edades similares.
Los bebés suelen empezar a gatear de forma natural entre los ocho y los once meses. Sin embargo, a algunos les puede costar más. Pero en casa, jugando , se puede animar al bebé a conseguirlo.
¡No hay que agobiarse!, cada niño tiene ritmos distintos de desarrollo y crecimiento, y en sitios como el Aula de Estimulación de la Clínica Barrena Craus (Madrid) podemos ayudar. El desarrollo infantil necesita de una atención especial y en nuestra aula de estimulación atendemos las dificultades que surgen en los aprendizajes tanto de bebés como de los niños y niñas mayores.
Nuestros fisioterapeutas especializados en pediatría realizan ejercicios dinámicos y lúdicos para que los más pequeños se diviertan a la vez que se desarrollan. A través del juego y la terapia manual, tratamos alteraciones en los aprendizajes, que pueden ir desde que al bebé le cuesta gatear hasta que a la hora de andar se tropiece más de la cuenta.
¿Por qué el gateo es importante?
Que un bebé consiga gatear tiene numerosos beneficios:
- Coordinación de ambos hemisferios cerebrales.
- Desarrollo de la visión.
- Fortalecimiento de caderas y hombros y tonificación de músculos que los ayudará después a estar rectos y andar.
- Uso del tacto para tocar el suelo y todo lo que encuentre.
- Conocimiento de distancias, fuerza de gravedad y coordinación de las extremidades.
- Mejora de las habilidades para evitar golpes y para levantarse del suelo.
- Aumento de la autonomía.
Es normal que un niño que aún no esté plenamente desarrollado, cuando se ponga de pie, se quede confundido y no pueda mantener mucho tiempo en esa postura. En ese caso, bajará al suelo y seguirá gateando por un tiempo. Cuando su sistema haya madurado, se pondrá de pie. Entre los 16 y los 24 meses, el niño podría alternar gateo y bipedestación. No es problemático, pues sigue siendo beneficioso para la visión y la coordinación.
¿Qué hacer si el bebé no gatea?
Muchos bebés no gatean no porque les falte estimulación, sino porque se les inhibe ese deseo o impulso cuando intervenimos forzando posturas o movimientos. No deberíamos enseñar a gatear, sino acompañar y compartir. Cuando dejamos al bebé moverse libremente, este pasará por todas las etapas de forma natural: tenemos que proporcionarle mucho tiempo en el suelo, en una estancia lo suficientemente grande como para que pueda moverse sin problema, y que practique mucho. Así, con las condiciones adecuadas, el bebé seguirá su impulso interno, a su ritmo y con sus tiempos.
Algunos bebés quizá no gatean porque sus familias nunca los ponen en el suelo, quizá por no tener tiempo de acompañarlos. Nosotros recomendamos compartir un rato con el bebé, para que se sienta seguro, y pueda explorar poco a poco con su cuerpo y con el entorno. También hay otros padres que prefieren directamente trabajar en que su hijo se ponga de pie y no gatee, utilizando andadores o cogiéndolos de la mano. No son buena idea, sobre todo si realmente, por edad y etapa de desarrollo, al bebé aún no le corresponde andar.
Mantener al bebé atado y sentado mucho rato, en sillas de paseo, por ejemplo, puede ser un factor de inhibición del gateo. A veces no se puede evitar, como en las sillas en el coche, pero hay que intentar que el bebé pase el menos tiempo posible.
Tampoco debemos sentar al bebé prematuramente, antes de que él mismo pueda hacerlo solo, que lo suelen aprender después de gatear. Hay que dejar al bebé en el suelo en una posición que ya domine.
Otro factor negativo puede ser dejarle jugar solo en parques o espacios muy cerrados o estrechos, que limitan su campo visual y que son aburridos. Hay escenarios peligrosos, pero las pequeñas caídas o golpes son normales. No pasa nada porque a veces, siempre con vigilancia y acompañamiento, exploren el césped, suelos resbaladizos, la arena….