Terapia miofascial
Conceptos básicos de la terapia miofascial
Antes de hablar de la terapia miofascial, vamos a tratar de aclarar algunos términos relacionados con el sistema miofascial para quien es ajeno al mundo sanitario o científico, de forma que esperamos que así sea más sencillo comprender el artículo.
El sistema fascial del organismo forma una ininterrumpida red que, de diferentes modos, controla todos los componentes de nuestro cuerpo. No es posible mantener un cuerpo saludable sin que exista un sistema fascial saludable.
Este sistema debiera encontrarse en un equilibrio funcional para asegurarle al cuerpo el desenvolvimiento óptimo en sus tareas. La presencia de restricciones del sistema fascial y de su estructura interna crea incomodidades que interfieren con el movimiento funcional apropiado de todos los sistemas corporales. El sistema fascial puede encontrarse en una excesiva tensión o puede estar demasiado distendido; en ambas situaciones, la función corporal queda afectada. Este comportamiento se puede comparar con tres formas de acostarse en una hamaca: demasiado tensa, demasiado floja o perfectamente equilibrada entre dos troncos; tan solo en la última el cuerpo se encuentra cómodo.
La terapia miofascial en fisioterapia
Cuando aplicamos la terapia miofascial en la consulta de fisioterapia, estamos buscando si hay alteraciones del sistema miofascial para poder valorarlas y tratarlas adecuadamente, generalmente a través de manipulación de la zona y la observación de la postura y el movimiento.
La terapia miofascial engloba varias técnicas, denominadas de diferente manera pero que buscan y logran objetivos similares como son la inducción miofascial, la terapia craneo-sacra, técnica upleager o fibrolisis percutánea. Es importante asegurarse con el profesional que nos va a tratar que tiene conocimientos de las técnicas específicas y preguntar ante la duda sobre cuál es la técnica adecuada en caso.
¿Qué es la fascia?
La fascia es la red formada por tejido fibroso que se encarga de envolver el interior del cuerpo sin perder continuidad en su estructura formando un “todo”. Para tratar de explicarlo de forma que se entienda fácilmente, una primera capa de tejido fascial sería la piel, que es continua en todo el cuerpo y a la vez conectada con la grasa que tiene debajo, incluyendo los vasos y nervios que atraviesan la misma. Sería como el envoltorio de todos los órganos y elementos que tenemos en el cuerpo. Este envoltorio (llamado en su totalidad sistema fascial) ayuda a proteger a los tejidos de lesiones, facilita el deslizamiento entre estructuras, sirve de sostén, colabora en la nutrición y eliminación de toxinas y al mismo tiempo informa al sistema nervioso central del estado general del cuerpo, sus movimientos y posición.
Las fascias sufren alteraciones en su estructura provocando dolores y molestias que alteran los movimientos habituales de los pacientes, ocasionando una pérdida de calidad de vida de los pacientes.
¿Cuándo se deteriora el sistema miofascial?
- Traumatismos directos que facilitan inflamaciones o sangrados que posteriormente provocan adherencias en la fascia.
- Sobrecarga crónica o intermitente, por malas posturas o sobre uso deportivo o laboral.
- Inmovilidad prolongada: escayola, enfermedad crónica, miedo al movimiento por lesiones anteriores.
- Estrés mantenido, falta de sueño o descanso.
- Intoxicación o malos hábitos de vida (alcohol, alimentación, tabaquismo, …)
- Inmovilización local de una zona del cuerpo (puede ser provocada por una lesión que nos obliga a estar en la cama, escayolas en algunos miembros, etc)
- Malos hábitos posturales.
- Problemas ocasionados por periodos de reposo tras la recuperación quirúrgica.
- Costumbres nutricionales inadecuadas, intolerancias o ingesta de tóxico.
¿Cómo se aplica la terapia miofascial?
La terapia miofascial es un proceso simultáneo de evaluación y tratamiento, en el que, a través de movimientos y presiones mantenidas, se busca la liberación de las restricciones del sistema miofascial, con el fin de recuperar el equilibrio funcional del cuerpo.
De este modo, consiguen informar tanto al tejido como al sistema nervioso central de cambios tróficos de las características tisulares a nivel local. En el momento que se aplica la terapia miofascial, el sistema nervioso central recibirá una información distinta desde el tejido causante de las molestias o el dolor en el paciente.
En la Clínica de Fisioterapia Barrena Craus, encontramos una serie de beneficios extraordinarios en pacientes con las molestias previamente mencionadas tales como la reducción de dolores, recuperación de la función del sistema locomotor, mejora de la circulación gracias al incremento del riego sanguíneo.
Reducción de cicatrices gracias a la fisioterapia
La terapia miofascial nos ayuda a mejorar procesos de cicatrización relacionados con intervenciones quirúrgicas y accidentes. El tratamiento que aplicamos desde nuestra clínica de fisioterapia está orientado a recuperar el flujo sanguíneo en la zona y eliminar en la medida lo posible las fibrosis, de este modo ganar elasticidad en la piel dañada. Tratamos de “despegar” la cicatriz para incrementar su movilidad gracias a la liberación miofascial. El tratamiento de las cicatrices se recomienda llevar a cabo cuando éstas son recientes ya que evitaremos “luchar” contra las adherencias formadas y limitaciones de movimiento, pero aunque sean antiguas siempre se encuentran beneficios y cambios, el tratamiento miofascial de cicatrices se combina con el uso de diatermia para mejorar el proceso..
Terapia miofascial para niños
La terapia miofascial es habitual a la hora de tratar a los bebés de la consulta de fisioterapia pediátrica en los días posteriores al parto ya que el propio proceso de dar a luz, debido a las contracciones, supone un traumatismo para el bebé que puede afectar a la zona de cabeza. Según nuestro criterio es recomendable evaluar a los bebés para tratar de evitar tensiones musculares en la zona superior que pueden llevar a posturas inadecuadas, que con frecuencia requieren finalmente el uso de un casco pediátrico.